¡Entiéndelo, Petro!: ¡No queremos que marches, sino que te marches!

Estamos experimentando el populismo en su máxima expresión, al estilo de Chávez y Maduro, pero en Colombia.

Por cuenta del jefe de la mafia, Gustavo Petro, quien ha ido corriendo la cerca para ahogar la democracia, caemos en el abismo de acudir al pueblo para preguntar obviedades cargadas de estrategia para atornillarse al poder.

La tal consulta para definir a qué hora se acaba el día es un paso más en el camino de descuadernar al país. Ya se declaró un estado de excepción y Petro gobierna por decreto. Ya se desmanteló la fuerza pública y son las armas de los bandidos las que controlan el territorio. Ya se quedó en tierra toda la fuerza aérea y son los criminales quienes se mueven a sus anchas, sembrando, produciendo y traficando, incluso haciendo operativos ilegales con drones.

Ahora, el blanco es el Congreso. Cuando no se vende al tirano en ciernes, es reemplazado por un llamado a las calles. A eso se suma la política internacional del régimen: alineación con Maduro, con Rusia, con Irán, con Hamás. Y, mientras todo eso sucede, Petro, desde su cuenta de X, provoca al presidente Trump. Gobierna y opera a través de Armando Benedetti, el abusador de mujeres que no tiene asco para, a través de cualquier medio, lícito o ilícito, conseguir objetivos políticos, y con el terrorista catalán que incendió a su propio país para desestabilizarlo. No lo logró en España, pero aquí tiene como aliado al presidente de la República.

El 18 de marzo empieza la siguiente fase del plan de Petro para atornillarse al poder: llevar el caos a las calles, pasar de la guerra cultural a la agitación de masas y preparar un estallido que coincida con el calendario electoral.

Mientras tanto, atacan políticamente y usan el aparato judicial para destruir a nuestro principal símbolo: Álvaro Uribe Vélez. La estrategia está clara, tiene varios frentes y el objetivo es uno solo: consolidar una revolución atornillándose al poder para instalar un régimen comunista como el de Venezuela.

¿Lo vamos a permitir? O, por el contrario, ¿por fin entenderemos que, si los buenos, que somos más, no actuamos, perderemos lo poco que queda del país?

Si Petro sale a las calles, nosotros debemos parar. Solo un paro general indefinido atajará al tirano en ciernes. Estamos advertidos, el monstruo ya ha mostrado su rostro.

A los precandidatos presidenciales, con respeto les digo: no es momento de hacer campaña anticipada para satisfacer al jefe de la mafia que la inventó para dividir a la oposición. Es momento de luchar todos juntos para que Petro no se atornille al poder y haya elecciones libres en 2026.

Defendamos la patria, es hora de un paro general.

Abelardo De La Espriella

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